-Eres totalmente ridícula.
Eres demasiado incrédula, impaciente e impulsiva. No piensas en nada a la hora de actuar, y te aseguro que tus modales dejan mucho que desear. No dejas hablar a nadie cuando crees llevar la razón y tienes un humor de perros casi siempre. Eres demasiado perfeccionista y maniática. No soporto tu forma de hacer y deshacer a tu antojo todo lo que no entra dentro de tus planes. No quieres que nadie te ayude, ni dejas que nadie se acerque, y rebase esa estúpida coraza que te has creado para no amar ni a tu propia sombra. Eres completamente ridícula. Pero a pesar de todo eso, no puedo dejar de pensar en ti.. no puedo sacarte de mi cabeza, ni de mi sangre, ni de mi corazón. Y realmente, no quiero hacerlo. -...Ahora yo, podría preguntarte porqué, con la más que evidente táctica para insultarme y hacerme sentir ridícula, me dices que me quieres en contra de tu voluntad, tu buen juicio e incluso contra tu forma de ser. -Porque son tus aspectos ridículos, patéticos e infantiles los que me ...