lunes, 19 de junio de 2017

Estoy enamorada.

De sus ojos, color tierra mojada, fértil, culpables de que florezcan en mi corazón la ilusión y la esperanza. De su mirada, firme, sin titubeos, pero que tiembla cada vez que me encuentra mirándolo sin casi pestañear, porque, ¿cómo demonios puede estar ahí, queriéndome? 
De sus manos, suaves, las que son capaces de acariciarme hasta el alma cada vez que me tocan. Y me sano. Porque su abrazo es la cura a cualquier mal.
De su boca, maldito vicio su boca, que me consume cada vez que posa sus labios sobre los míos; que me transporta a lugares que jamás otros podrán conocer porque nadie besa esos labios con la ferviente pasión que yo guardo aquí dentro.
De su cuerpo. De toda su maravillosa anatomía que me envuelve y me enloquece, que se funde conmigo hasta casi desaparecer. Hasta casi ser uno.
De su fuego. Del que desprende cada vez que me roza, que me lame, que me vibra. De esa llamarada que somos cada vez que nos miramos. 
Enamorada de su ego, de su juego, de su risa, de su vida, de su infierno.
Enamorada de su averno.
Enamorada de él.

miércoles, 7 de junio de 2017

Destinados a ser.

A encontrarnos. A volverlo a hacer. A elegirnos.
Destinados a mirarnos desde lejos pero tocándonos el alma tan fuerte como las cuerdas que me retenían y no me dejaban posarme en tu regazo.
Eres tú. Siempre has sido tú.
Aunque me negara en redondo a sentirte, tú siempre estabas. Inspirabas cada canción, cada verso, cada palabra encadenada y atascada en mi garganta en los momentos de renuncia.
Aunque mis pies caminaran en la dirección opuesta, mi corazón te persiguió desde el principio.
Jugamos al escondite porque la realidad era cruel, y devastada, yo no volví a encontrarte.
Hasta ahora.
Y es maravilloso. Porque existes. Porque vienes a mi mundo y lo encauzas, me levantas del suelo y me haces sentir que para volar no hacen falta alas.
Me devuelves las ganas de seguir viviendo.
Porque tú eres mi casa. Y hasta ahora, había estado perdida, deambulando entre tascas y antros de mala muerte creyendo que el amor era llorar hasta quedarme dormida y despertar pensando que todo iría a mejor.
Pero aquí estás. Enseñándome que amor es mirarnos a los ojos y encontrar un hogar. Observárnos en silencio y sonreír. Besarnos hasta que ya no quepa en sí la existencia de tanto fuego.
Te amo.
Y te prometo, te aseguro, que si hay más vidas esperándonos, yo te buscaré y te amaré en todas ellas.
Porque mi única razón, eres tú.
Siempre tú.

Rebirthing

 El principio de todo lo que conozco se quedó pequeño cuando empezaste a existir. Cuando tú descubriste mi mundo, o él te descubrió a ti. Va...