martes, 16 de septiembre de 2014

Te echo de menos.

Te echo de menos a distancia base, sostenida. A distancia como de aquí al fin del mundo, pero también a distancia corta, e ínfima. Te echo de menos, como quien echa en falta respirar. 

Es a ti. A ti te echo de menos.

Y es curioso, porque hacía mucho tiempo que había perdido la facultad de echar de menos a alguien más que a mi misma.
Ya ni siquiera sabía como organizar mis sentimientos, como colocarlo todo dentro de mi para poder soportar la carga de sentir la falta de alguien que no fuese yo.
Pero ahora lo hago. Y no me cuesta.

Te echo de menos como quien echa de menos la luna con las persianas bajadas; como quien no cuenta las estrellas porque tiene a una aún mucho más brillante al otro lado de la cama.
Te echo de menos, como cuando echábamos de más aquéllo que no convenía, para luego darnos cuenta que era la falta total de esa inconveniencia, la que no nos dejaba ser felices.

Que sí. Que te echo de menos a distancia base, y sostenida. A la distancia propia que hay entre los suspiros que me arrancas cuando me besas. A la distancia única que hay entre nuestros cuerpos cuando me haces el amor.

Te echo de menos, a la distancia insalvable que nos une. 

Rebirthing

 El principio de todo lo que conozco se quedó pequeño cuando empezaste a existir. Cuando tú descubriste mi mundo, o él te descubrió a ti. Va...