de la cual enamorarse casi sin llegar a saberlo. Nunca me trataste mal, ni me gritaste. Fuiste ese sueño real que todos querríamos padecer al menos una vez en la vida. Y no te esfumaste. Pensé que sí, pero siempre estuviste ahí, para mí, cuando te necesité, y cuando no, también. Eras mi mujer.. eras mi amor. La vida no tenía sentido si no la vivía a tu lado, y no dormir contigo cada noche, entre tus brazos, se convertía en una auténtica tortura. Te amé con cada roce de nuestras manos, y con cada parte de mi pecho. Fue tan grande, que empezó a dolerme el hecho de no poder amarte mucho, mucho más. Hasta que todo se nublara, hasta que todo desapareciera, menos tú. Y tu olor. Eras el sentido de mi locura, y a veces, la locura de mi pensamiento. No puedo concebir el mundo ahora que te has ido. Todo me parece malo, nada es bueno, sin tí. Y me pregunto que haces a cada momento, si me piensas como yo te pienso, si sientes el dolor que yo siento. Eras mi luz...