Him.
Éramos tan distintos.. Como esos polos opuestos que se atraen con indudable e insaciable magnetismo, que se sumergen en océanos de desigualdad para acabar congeniando como piezas de un puzzle perfecto. Éramos tú y yo, siendo nosotros. Todo el tiempo. Y cómo me encantaba. Y cuánto me encantabas tú. Porque me hacías sentirme como la única, y no como una de tantas. Porque me hacías ver el mundo como un lugar bello, y no como la agonía que sé que es. Porque hacías que me viera como lo más bonito del universo. Como la única estrella en tu oscuro cielo. ¿Por qué tú, y no otro? Porque tu me veías cuando era invisible.