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Mostrando entradas de mayo, 2014

Him.

Éramos tan distintos.. Como esos polos opuestos que se atraen con indudable e insaciable magnetismo, que se sumergen en océanos de desigualdad para acabar congeniando como piezas de un puzzle perfecto. Éramos tú y yo, siendo nosotros. Todo el tiempo. Y cómo me encantaba. Y cuánto me encantabas tú. Porque me hacías sentirme como la única, y no como una de tantas. Porque me hacías ver el mundo como un lugar bello, y no como la agonía que sé que es. Porque hacías que me viera como lo más bonito del universo. Como la única estrella en tu oscuro cielo. ¿Por qué tú, y no otro? Porque tu me veías cuando era invisible. 

Palabras..

- Nunca me iré de tu lado. Y tu lado, es cualquier lugar que me recuerde tu sonrisa. Tus ojos, tu mirada y tu nombre. Que me recuerde como el viento arrastraba cada palabra que mi alma te dedicaba.  Y a todos esos lugares, yo los llamaré casa. Porque casa es todo aquello que lleve tu ausencia. Y a todos esos páramos vacíos de todo y llenos de ti, yo los llamaré hogar. 

Solo sé que cuando amo, duele.

Que me destruye por dentro igual, me corresponda o no. Y lo más duro es amar con el corazón en un puño, dispuesta a entregarlo con el alma derruida en gritos de soledad atronadores, sabiendo que por más que luche y resista, el nuestro es de esa clase de amor que perdura, pero no resulta. Y duele. Duele demasiado.

¿Sabes cuál era el problema?

No es tan complicado, ya no. Después de tanto tiempo, de tantos quebraderos de cabeza, de tanto darle vueltas a si yo no era suficiente o a si tú eras demasiado, de intentar desentrañar lo que pasaba por tu mente a cada segundos, de enloquecer por no poder pedirte que me miraras sin decir palabra y me lo dijeras todo sin tan siquiera abrir la boca, de buscar excusas para tu comportamiento o de echarme la culpa de toda nuestra tristeza, he llegado a la conclusión de que realmente, nada de eso importaba. ¿Sabes por qué? Porque el verdadero estigma que nos destruía a ambos por dentro, era simple y llanamente.. Que éramos tú y yo.  Y ese era el problema.

Gritos silenciosos#

Y hasta el silencio grita por él, llamándole desde la oscuridad, pidiendo entre sollozos silenciosos su vuelta. "No puedes dejarme" pero él la deja, y ella cae, sola, muerta por dentro.  El único pilar que sostenía su mundo se había ido para siempre, evaporándose igual que una nube de polvo. y aunque ella llora, y grita, él no la escucha. "¿Se ha ido para siempre?" Nadie se va para siempre. Solo será como si nunca hubiera estado allí. Y yo me quedo vacía, pensando en lo que es y lo que puede ser, pero tú.. Tú te empeñas en destruirlo.

Siempre hay salida.

Por muy oscuro que sea el sendero, y por muchas espinas que tenga el camino, siempre la hay. Incluso cuando creemos que todo está perdido, y que la felicidad no has sido vetada para ya nunca más volver a embriagarnos con su perfume y su esencia. Siempre hay salida. Y me duele ver como día a día, hay gente que aún cree que el camino se acaba justo cuando la soledad comienza.