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Mostrando entradas de septiembre, 2018
Nadie dijo que fuese fácil. No venimos con un manual de instrucciones bajo el brazo que nos indique mientras crecemos de qué manera evitar que nos dañen o cómo intentar no herir a los demás. Tampoco nos enseñan cual es la mejor manera de mostrar nuestros sentimientos, y de cómo actuar si éstos no son correspondidos. Nadie nos dice que va a ser tan complicado querer, o que nos quieran. Jamás nos enseñan a despiezar el corazón y darle su sitio al amor.  Por eso siempre creemos que duele. Porque tardamos lo que parece una eternidad en encontrarle un sentido, y a veces, cuando lo hacemos, es demasiado tarde.  No, nadie dijo que fuese fácil. Pero tampoco nadie dijo que no siguiéramos intentándolo.  No todo final es un final. La mayor parte de las veces no es más que otro comienzo. 
Eres mi aguacero particular. Desde que llegaste, calaste en mi sin dejarte ni un sólo rincón por conquistar. Tu agua sació mi sed, cada gota de lluvia logró traspasar el muro que yo creía impermeable, que yo había creado para protegerme de todo aquello que quisiera sacarme de mi zona de confort.  Cruzaste la puerta sin miedo a lo que pudieras encontrar detrás, como un kamikaze. Luchaste contra todos mis monstruos sólo con abrazarme. Nunca necesitaste una espada para vencerlos. Tu verdadera fuerza siempre residió en existir.  Volvería mil veces a dejar que tu tormenta arrasara mis miedos.  Que existas fue la tempestad. Conocerte fue el relámpago. Dejaría que el huracán que son tus besos abrasara mi boca toda la vida si eso fuera garantía suficiente de no volvernos a separar.