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Mostrando entradas de abril, 2017

Notebook.

Siempre fui chica de pocas palabras y muchas, muchísimas letras. Desde que empecé a diferenciar conceptos, expresar mis sentimientos en formato voz se tornaba completamente lejano y difícil; casi doloroso. Puede que el miedo fuese el único culpable de mi poco arrojo a la hora de gritar a pleno pulmón cualquier sensación. Miedo al rechazo, a la mofa, al abandono... Miedo a no sentirme querida; a perderme en el oscuro abismo de la indiferencia. ¿Perdí? Puede. Puede que perdiera la oportunidad de conocer mucho más de lo que conocí. Pero no me arrepiento. Hice del cuaderno mi mayor aliado y a día de hoy, no me falla. Puede que a veces discutamos. La verdad, hay días en los que ni él me soporta. Días en los que siento que, aunque parezca locura, se aleja de mi lenta, pero irrevocablemente.  Otros días, sin embargo, no me da tregua. Me acompaña hasta en las tareas más sencillas como levantarme de la cama o lavarme los dientes. Es mi forma de decirle al mundo que estoy a...

Kamikaze.

Somos un multiverso infinito, tú y yo. Un bucle de no retorno que se niega a frenar, porque, ¿de qué sirve pisar el freno si el corazón se nos acelera al vernos? Es bastante simple. Me ocurriste cuando yo no esperaba que pasara nada. Fuiste ese rayo inesperado que puede que en el fondo sepas que va a caer, pero que no esperas, y menos tan cerca. Eres más una sensación que una presencia, y aún así eres capaz de arrancarme de las garras de la rutina y hacerme volar. ¿Sabes lo complicado que es eso? ¿Lo difícil que es entrar en mi mundo? Y tú simplemente tiraste la puerta abajo y me dedicaste una sonrisa radiante. Una sonrisa que escondía más confianza en mi de la que yo he tenido en mi misma jamás. Y no, no te quiero. No te quiero porque es muy difícil que yo quiera realmente a alguien. Pero estás ahí, cerca del precipicio, sin saber donde te estás metiendo. Un insensato. Un kamikaze.