Vuelvo.

Siempre vuelvo.

Al principio de lo que fui, al comienzo de ese limbo; lleno de ninguna certeza y muchas dudas que dejé de poder ver al abrir los ojos.

A la desazón por lo conocido, al asombro de lo que aún no conocía y al cobijo de lo que acabaría siendo.

Vuelvo a mi.

Siempre a mi.

Y escribo por puera inercia porque jamás pude controlar ese anhelo. Tatúo cada palabra con tinta muy negra aunque sé que va doler.

Entrego mi corazón a sabiendas de que jamás va a volver.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.