Te reproduje en bucle por miedo a perder aquello que nos hizo ser nosotros. Memoricé el sonido de tu voz, tu manera de caminar, tu risa... Hice recuento de todas las veces que nos fallamos movidos por el terror a no ser suficientes, a no merecernos. Anudé el corazón por si no te volvía a ver.
#
Aún recuerdo esos tiempos en los que 'aceptamos el amor que creemos merecer' era mi mantra, una forma de decirme a mi misma que todo estaba bien. No podría haber estado más equivocada. No. No aceptamos el amor que creemos merecer. No lo hacemos, porque yo creo que merezco un amor que arrase, que destruya muros, que provoque caos y calma al mismo tiempo, que haga de las vulnerabilidades , fortalezas; que me haga florecer. Y sin embargo, he aceptado migajas, rastrojos; he aceptado las ruinas de lo que creía que era el amor para darme de bruces con una realidad que me revuelve el estómago: no sé si alguna vez me han querido como me merezco.
Comentarios
Publicar un comentario