Fear.
No había un solo día en el que no pensara en nosotros. En lo que éramos, en lo que debimos ser, y en lo que pudimos pero no quisimos. En la de veces que intenté que te quedaras, y en la de ocasiones que tú intentaste no abandonarme. Dolía, pero aún así yo lo traía a nuestra memoria una y otra, y otra vez. Quería sentirnos de nuevo, como un sólo, como cuando las cosas iban bien y no pensábamos en catástrofes, ni ruinas, ni cenizas esparcidas en indiferencia afilada y sangrante.
No había un sólo día en el que no pensara en nuestro amor. En ese que anhelábamos, en ese que sentíamos pero que no podíamos expresar, por miedo a volver a cometer el mismo error. Dolía, si. Pero aún así yo lo traía a nuestra memoria una y otra vez. Quería serlo todo para ti. Tu luz y firmamento, el sol y la luna a partes iguales, cómo si no se dolieran cada vez que tienen que verse para volver a despedirse.
No había un sólo día en el que no pensara en el miedo. En ese que siento cada vez que me dices adiós, como si pensara que vas a dar media vuelta para volver a desaparecer, para dejarme sola, rota y fría. Dolía, si.
Pero aún así yo lo traía a nuestra memoria una y otra vez. Quería volver a sentirlo. El dolor en el pecho, la quemazón en el alma, cómo si ya de por sí perderte no fuera castigo suficiente.
No había un sólo día en el que no pensara en nuestro amor. En ese que anhelábamos, en ese que sentíamos pero que no podíamos expresar, por miedo a volver a cometer el mismo error. Dolía, si. Pero aún así yo lo traía a nuestra memoria una y otra vez. Quería serlo todo para ti. Tu luz y firmamento, el sol y la luna a partes iguales, cómo si no se dolieran cada vez que tienen que verse para volver a despedirse.
No había un sólo día en el que no pensara en el miedo. En ese que siento cada vez que me dices adiós, como si pensara que vas a dar media vuelta para volver a desaparecer, para dejarme sola, rota y fría. Dolía, si.
Pero aún así yo lo traía a nuestra memoria una y otra vez. Quería volver a sentirlo. El dolor en el pecho, la quemazón en el alma, cómo si ya de por sí perderte no fuera castigo suficiente.
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