#

Llegaste, destrozaste y te marchaste. No te molestaste en amarme, ¿para qué? Mientras destrozabas sólo veías mi cuerpo desnudo, sin pararte a pensar en todo lo que llevaba dentro. En que cada suspiro de placer no era por querernos, sino por quererte.
Y esto era lo que tu veías, cuando yo lo único que podía hacer era beberte el alma a través de tus ojos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.