Mirrors.
No todo depende del cristal desde el que se mire.
A veces, estos están rotos, deteriorados, inservibles, incapaces de permitirnos ver con claridad la realidad de las cosas, siendo al contrario, puente para lo incorrecto, o lo que realmente no existe.
Hay cristales que, descorazonadoramente, no nos dejan apreciar la razón y la lógica de lo que realmente tenemos delante, abandonándonos a la locura de no saber siquiera si lo que vemos con nuestros propios ojos es real o no.
Hay cristales que mienten, escuecen, rasgan y hieren hasta tal punto de no distinguir el bien del mal.
Hay cristales que, desafortunadamente, no nos permiten seguir.
Y a veces pienso que mi vida ha sido un constante encontronazo con cristales de este tipo.
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