Ironía.

¿Por qué hay personas que hablan del amor cómo si lo conocieran, cuando lo único que hacen es reírse de él una y otra vez?

Nunca entenderé porqué.

Me hace gracia ver como hay personas que citan a Neruda, Benedetti, Hernández o Lorca hablando del amor, de lo que se siente al estar enamorado, de lo que el corazón experimenta, de lo que los sentidos son capaces de hacernos tan sólo con pensar en la persona amada.. Y luego ves como con hechos, destroza todo lo que conlleva estar enamorado de alguien hasta lo más íntimo de tu ser.

¿No es acaso irónico?

Ver como alguien dice amar con cada uno de los poros de su piel, y luego descubrir que no sólo no ama, sino que les hace creer lo mismo a varias personas por igual.

Porque tú puedes amar a dos personas a la vez, claro que si.

Pero una cosa es el amor, y otra cosa es jugar a él.

Y odio ver como hay personas que juegan a él, mintiendo, arrastrándose, destrozándolo..

Ver como a uno le dice 'eres el único' y a otro le dice 'sólo existes tú', y luego comprobar que ambos lo creen, y ambos aman a la sombra de una mentira disfrazada de verdad.

¿Cómo puede existir gente así?

Gente que no sólo no sabe amar, sino que juega con el corazón de los demás sin tan siquiera un pequeño cargo de conciencia.

Porque yo he amado a dos personas a la vez, y es la sensación más dolorosa y desgarradora que he experimentado.

Y sin embargo, veo como otros se sienten bien sabiéndose queridos, y no piensan en el dolor de aquéllos que los quieren basándose en mentiras putrefactas y oscuras.

Decidme, ¿qué clase de amor merecen las personas así?

Y sin embargo, veo como injustamente no sólo lo reciben, sino que lo hacen en cantidades abrumadoras.

Y lo que más me duele es ver a las personas que quieren a esos seres carentes de corazón, que aman con cada centímetro de su ser, caer la mentira. Ver como se ciegan por la maldad de un alma negra, ver como pierden el sentido de la lógica y el raciocinio por un amor que no sólo es falso, sino también amargo.

Ver como caen en el abismo de unos ojos que prometen, sin tan siquiera ser conscientes de su propia oscuridad.