jueves, 7 de noviembre de 2013

Un día sin ti.

Ya se habían amado. Se habían anhelado, deseado, perdido y encontrado..
Ya se habían olvidado.
Y sin embargo, yo sé que nunca dejaron de amarse. Que siempre continuaron anhelándose, deseándose, perdiéndose para volver a encontrarse. Juntas.
Que nunca podrían olvidarse, por muchos caminos que el destino quisieran que emprendieran, separadas.
¿Y ahora?
¿Ahora qué?
Ahora sufren.
 En silencio, se reclaman cuando nadie mira, y se miran cuando todo parece caer.
Porque si se mantienen en pie, es por la inercia de todo lo que llevan dentro. Que si aún no han caído, es porque ninguna de ellas puede soltarse.
Y cuando les preguntan qué es el amor se sonríen, aún cada una en una parte del mundo.
Y cuando les preguntan a la una por la otra, se cobijan en el dolor de la distancia obligada y bajan la mirada, como con pena.
Porque más que no poder besar, más que no poder abrazar o más que no poder acariciar, lo que más duele y marchita, es no poder pensar en la persona que más amas en el mundo, por miedo a perderlo todo.
Absolutamente, todo.




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