¿Sabes qué?


Me acostumbré tanto a ti y a todo lo que hacías, que llegó el momento en el que simplemente.. no dolía.
Me creé mi propia barrera a base de los desgarros que me producías. 

'Yo no te digo que no me quieras, pero si te digo esto: tu forma de quererme apesta, tío.'

Eras tan previsible..que sabía lo que ibas a hacer incluso cuando aún no lo habías ni asimilado. 
Y luego venían esos lo siento; esos que tanto te gustaba decirme.
Pero ¿sabes que? que llegó a su fin. 
Mi corazón dijo basta.
Ya había sufrido bastante. 
¿Que no me dolió? Me partió en pedazos. 

Pero preferí marcharme para siempre, antes que aguantar otra cuchillada de tu persona. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.