No sabes lo que es un corazón roto, hasta que no notas las astillas.

No lo sabes, hasta que no te sangran sus filos, hasta que no se derraman las lágrimas de dolor.
No tienes ni idea de si lo está, hasta que no notas sus rotos, y sus hilos de pasión destrozados.
Qué corazón tan estropeado, dirían.
Qué descosidos tan crueles.

Y al final, todo quedaría reducido a si se rompió por su estupidez, o por la cobardía de otro.
Al final, todo se resumiría en si vivió lo suficiente para conocer el amor puro, o murió demasiado pronto por la falta de éste. 

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