Ya nada me sacia.

No me basta con comer, o beber; nada llena mi interior, nada me completa, ni me satisface.
¿Que me ocurre?
Nada llena mis vacíos, ni mis huecos.
Nada ya me sorprende, o me escandaliza.
No consigo ver más allá de mis propias lágrimas, y éstas me queman; me sofocan.
No siento más que esa soledad profunda e inexorable a la vez, que no me deja respirar; que no me da tregua.

Desde que te fuiste, no consigo ver más allá; más allá de ese recuerdo roto, que me dejaste en despedida.

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