Desolado.


Mundo negro, esclavo de sus palabras.
Mirada perdida, sierva de su soledad.
Ojos como clavos, observadores sin ver.
Mis labios encarnados, por no besarte esta vez.
Y amé su mundo, mirada rota.
Y creí en sus ojos, labios tímidos.
Pobre su último hálito, pálida tez.
Pobre de mi, calidez congelada, por no volverte a ver.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.