Me desgarraste

hasta el punto de hacerme sentir como una muñeca herida. Me desinflé con tus golpes, esos que duelen solo por dentro, y que producen más daño que un puñetazo. Me sentí usada, tirada, recogida, escupida y desmembrada. Me sentí tu juguete especial a ratos, tu entretenimiento casual días enteros. Me sentí una forma más de pasar tu tiempo y matar tu soledad. Y hubo momentos en los que te creí. Juro que te creí. Me tragué todas tus palabras, esas que alimentaban mi ilusión y hacían crecer mi ego. Por un momento efímero, pero precioso y mágico, llegué a creer que de verdad me amabas. Cuantos sentimientos destrozados en un solo momento. Cuanto dolor gratuito.. cuantas lágrimas vertidas por algo que al final, resultó ser menos que nada

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.