Que veneno tan grande

ese que entra por el corazón. El que derrota nuestras defensas y derriba el muro que nos creamos a su alrededor.
Que dolor más grande cuando se infiltra en las venas, cuando recorre tu sangre, cuando te destroza por dentro.
Que miedo más aterrador el saber que puede hacerte perder la cabeza, enloquecer, llorar más que por los ojos y morir de pena.
Que estupidez caer en él, dejar que te posea, que te retenga en sus garras. Es una idiotez, permitir que te haga suya.
[El amor, el peor de los remedios para esa enfermedad llamada soledad.]

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