jueves, 24 de noviembre de 2011

Soy


una absoluta negada para los números. No soporto que la gente me grite, pero me encanta gritarle a la gente cuando me enfado. No me gusta llamar la atención, pero monto los pollos más grandes, y seguramente, seré la que más problemas de en todo tipo de relaciones. Soy sarcástica hasta que ya no me queda ni una sola palabra o expresión irónica que utilizar. Odio llorar, pero puede que sea la persona que más lágrimas derrame por metro cuadrado en una sola semana. Me niego a ser utilizada por nadie, pero a veces, el ser tan buena me juega pasadas muy malas, y muy sucias. Me da miedo la oscuridad, pero me encanta sumirme en ella para abstraerme de lo que me importe, o lo que me duela. No soporto los celos, pero soy una chica celosa de lo que me corresponde a mi. Y no me gusta que nadie toque lo que es mío. Soy una persona independiente que no necesita a un chico para estar completa, pero sin embargo, cuando me meto de lleno en una relación, me vuelvo tan vulnerable a lo que mi pareja haga, diga o piense de mi, que tanto mi mente, como mi cuerpo, se acoplan de una manera tan enfermiza al de la otra persona que no puedo despegarme. Y si me tiran a la fuerza, me rompo. Soy una mujer complicada. No soy fácil de llevar. Pero siempre, desde que aprendí lo que es verdaderamente la vida (exenta de príncipes azules, cuentos de hadas y felicidad diaria) nunca entro en mis planes cambiar.
Y quién quiera quererme, debe saber primero que soy todo esto, y algo más.

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