viernes, 4 de noviembre de 2011

Son dos personas que nunca se han conocido. Dos personas que nunca han intercambiado un simple hola, o un honesto adiós. Son dos personas que nunca han reído juntas, ni llorado abrazadas. Dos personas, que nunca se han besado.
Y sin embargo.. ahí están, uno a cada lado de la vía, observándose, deleitándose con sus respectivos ojos, su pelo, su rostro..
Ninguno de los dos ha visto cosa más bella en sus años de vida, y aún así, no son capaces de cruzar el vano vacío que les separa para tan siquiera tocarse.
Dos completos desconocidos que se aman con una sola mirada... pero que están atados por un poder más fuerte que ellos. 
Entrelazan dedos con otras personas que no son ellos, y en ese momento se dan cuenta de que el cuento está mal. El principe no ha acabado con la princesa adecuada.
La princesa se casó con el principe equivocado.
Y en el momento en el que reparan en el error cometido, se sumergen en una amarga tristeza que solo son capaces de entender en la profundidad de sus miradas; en la oscuridad de sus pupilas.
-Creo que te amo..-susurra ella.
-Te necesito..-susurra él a su vez.
Y no tienen claro si se han escuchado, sin ha podido oírse. Pero si saben que es lo que sienten, y lo que desean con más fervor en el mundo. 
En sus mentes, la idea de separarse de sus ataduras y cruzar el andén, revolotea de un lado a otro, totalmente ajena a la consecuencia de su causa.
Y sus labios, los de ella, se entreabren, deseando recibir el calor de los de él, necesitándole con cada poro, con cada fibra de sus ser.
Y sus ojos, los de él, recorren cada minúscula parte de su rostro, sin encontrar mayor defecto que la falta de una sonrisa.
Ella alza la mano delicadamente, como buscándole entre tanta sombra, y el da un paso hacia delante, deseando poder cumplir ese deseo callado.
<<en vez de estar ciego, tengo que mirarte..>>
-Ven..-dice ella con  los labios
-..conmigo-termina él.
Pero ese desconocido que le ata tira de ella..
Esa princesa equivocada tira de él.
Y solo el silencio es testigo de aquella enorme verdad, de aquella trágica no-despedida.
Solo el solitario andén 13 es testigo silencioso de un amor forjado através de una simple mirada.

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