Bailar..
Sentir como cada una de las notas musicales de esa pieza acaricia con dulzura, pero a la vez con desatada pasión, cada fibra y cada poro de tu piel.
Notar como corre el sudor por tu frente, como se pegan a ti tus ropas, como los zapatos muerden el polvo del suelo sin inmutarse siquiera.
La sensación de creer volar con cada pirueta, con cada giro, con cada porte.
La viveza y el color de la música cuando tus brazos se deslizan de un lado a otro con cada fitura.
La destreza con la que tus pies pisan el suelo ayudándose del torso para seguir con el espectáculo.
Bailar no es una profesión, ni un hobby.
Bailar es un don, que solo unos pocos saben apreciar.
Notar como corre el sudor por tu frente, como se pegan a ti tus ropas, como los zapatos muerden el polvo del suelo sin inmutarse siquiera.
La sensación de creer volar con cada pirueta, con cada giro, con cada porte.
La viveza y el color de la música cuando tus brazos se deslizan de un lado a otro con cada fitura.
La destreza con la que tus pies pisan el suelo ayudándose del torso para seguir con el espectáculo.
Bailar no es una profesión, ni un hobby.
Bailar es un don, que solo unos pocos saben apreciar.
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