Si, te quiero.

No tanto como querrías, pero sí como no debo. Y jode bastante tener tanto que dar, y nadie que sepa recibirlo.
Porque tienes ese complejo de Peter Pan que tanto me atrajo en un principio y que tanto me repugna ahora.
Si, creí que se me pasaría, pero aquí estoy, preocupada por cosas que deberían darme igual.
Paso de ti y a la vez no puedo. Te odio por ser como eres, pero por desgracia, también te quiero.
Sí, lo hago.
¿Pero sabes qué?
Llámame cuando madures.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.