Realmente, nunca lo hice. 






Sólo fingí que te quería para seguir creciendo. Para madurar, soportando tus malas miradas, y tus gestos. Realmente, nunca te amé, aunque te lo dijera siempre. Sólo era una manera de escapar de ti, y de todo lo que me has supuesto. Si alguna vez creíste que sentí algo por ti, estás muy equivocado.
No se puede querer a alguien al que se repugna.
Tu y yo, nunca estuvimos echos el uno para el otro. Solo te dedicaste a envenenarme la piel.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Angustia.

Canta.

Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.