#
Aún recuerdo esos tiempos en los que 'aceptamos el amor que creemos merecer' era mi mantra, una forma de decirme a mi misma que todo estaba bien. No podría haber estado más equivocada. No. No aceptamos el amor que creemos merecer. No lo hacemos, porque yo creo que merezco un amor que arrase, que destruya muros, que provoque caos y calma al mismo tiempo, que haga de las vulnerabilidades , fortalezas; que me haga florecer. Y sin embargo, he aceptado migajas, rastrojos; he aceptado las ruinas de lo que creía que era el amor para darme de bruces con una realidad que me revuelve el estómago: no sé si alguna vez me han querido como me merezco.