El abismo me miró tanto tiempo a los ojos que acabó cayendo en mi propio infierno. Ya nunca volvió a surgir. Ahora él, era yo.

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Siempre he sentido una atracción irremediable hacia aquello que sabía que estaba destinado a destruirme, un gusto voraz por lo roto y lo astillado.

"tienes estrias en las tetas"