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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Leave.

Me limité a mirar por la ventana, completamente absorta en mis pensamientos. Sabía que mi madre seguía hablándome, o más bien, amonestándome por mi falta de pudor a la hora de exponer mis ideas, sin importar como afecten a los demás mis palabras. Siempre he sido así. Directa. Letal. -...deberías haberme preguntado primero-finalizó, dándome un leve manotazo en el hombro para que reaccionara.  La desilusioné estrepitosamente.  Sentía, aún sin mirar, como a mi madre se le empezaba a agotar la paciencia. Por lo general, era una mujer tranquila. Cuarenta y pocos, carácter apacible y maniático sentido del orden. Yo, por el contrario, era todo caos y descontrol. No era algo que me preocupara demasiado. Siempre habíamos sido diferentes, y creo que era eso mismo lo que, a ojos de los demás, nos hacía ver tan iguales. Intenté enfocarla a través del reflejo del ventanal, y la vi ahí, menuda y con la exasperación dibujada en el rostro. Podía sentir cuanto le costaba p...

Hay personas, que son estaciones.

Las personas Primavera me eclipsan por su vitalidad. Son ese tipo de personas que alegran simplemente con aparecer, que viven por y para los demás, sin necesidad de aviso o llamada. Son esas personas que iluminan estancias a cada paso que dan, y que no limitan la felicidad al momento que se vive, sino que la alargan hasta casi el momento de la misma muerte. Ese tipo de personas, que no pueden faltar en la vida de uno. Las personas Verano son pasionales, rezuman fuego por los cuatro costados, y no temen quemar con sus sentimientos, puesto que no conocen otra forma de amar que no sea abismal y en llamas. Que no roce hasta arder, y que no acabe en cenizas. No reniegan del dolor por amor, pero tampoco dañan sin sentido. Sólo aman, hasta que ya no queda nada. Ese tipo de personas, que te abruman de tal manera, que no te permiten escapar. Las personas Otoño se caracterizan por esa frialdad tan cálida en ocasiones. Te abrazan para ofrecerte cobijo, y nunca te dejarán sólo, nunc...

Confesión.

Querría que entendieras.. que no todo siempre fue así de fácil. Que no todo se resumía en no pensarte, ni en no querer saber nada de ti. Que no todo eran miradas arrebatadas y sentimientos congelados. Hubo un tiempo, en el que incluso pronunciar tu nombre era castigo. Me preguntarás ahora, que porqué te oculté todo. Me preguntarás, porqué no te lo dije antes, o simplemente dirás que todo es una farsa. Pero estoy cansada de mentirte, y más aún, lo estoy de mentirme. Siempre vamos a pertenecernos, por muy mal que vayan las cosas. No podré quererte como ansiabas que así fuera, pero podré hacerlo con cada uno de los pedacitos de mi corazón que son de tu propiedad. Me prometiste demasiadas cosas, y mi alma se cansó de las ilusiones y las esperanzas que nunca llegaban a nada. Se cansó de tener que observar como todo tu mundo se trasladaba a millas y millas de mi. De comprender, que hacía mucho tiempo que tus prioridades habían cambiado, y de comprender que ya no todo se reducía a nos...

El amor.

Yo.. yo siento todo tierra baldía y a la vez llena de vegetación. Siento colores por doquier, y a la vez todo a escalas grises. Son sentimientos contradictorios. Amor y dolor al mismo tiempo. Es como curarte para volver a enfermar de lo mismo, como un bucle, una y otra vez. Intentas buscar un antídoto, y te das cuenta de que, lo único capaz de sanarte es aquello que más daño te hace. El amor es como esa rosa, esa que es.. la más hermosa de todas, y a la vez, la que más malditas espinas tiene. No puedes dejar de acariciarla, incluso mientras ves que sangras y sangras cada vez más, a cada caricia susurrante que pasa.  Enamorarse es arriesgarse a perderlo todo.  Enamorarse, es decirle adiós a todo lo que constituías, para empezar a formar parte de una espiral de sensaciones y rotos constantes, que si bien dañan demasiado, son lo único capaz de mantenerte con vida. Enamorarse, es decirle adiós a la soledad, para siempre.

No me hables de amor, cuando tu corazón ni siente.

Cuando tus latidos se extinguieron con tu primera calada al olvido. Cuando se esfumó todo por que lo que luchamos, en menos de dos, o tres suspiros. Muros de entendimiento derrumbados por la locura, destruidos por el dolor.  Y que sé me fracture el alma si miento al decirte, que todo quedó en cenizas tras tu marcha, que todo se volvió llamas cuando volviste. Y vuelves a dedicarle otro adiós a todo lo que soy. Y vuelves a arrastrar todos mis sentimientos por el fango de tus promesas rotas. Vuelves a no volver cuando más te necesito, y desapareces de mi vida en dos.. o tres suspiros. 

Inmensidad.

Buscarte entre océanos ajenos de dudas y calamidad se volvió fuego en mi interior. Todo sentimiento quemaba, y cualquier rastro de tu amor, se tornaba ceniza.  Sé que no debería sentirme así. Tan.. dolor y roca. Tan fría y mármol.  Pues estamos hechos para ser destruidos, ¿no es así? No debería sentirme como una muñeca rota, o como una ilusión desecha. Joder, no debería.. querer no existir en este momento. Pero lo hago. Lo hago.. porque tú no estás. Porque de nuevo, te has ido de mi. Porque buscarte entre océanos ajenos de dudas y calamidad, se volvió fuego en mi interior.. y todo sentimiento quemaba y.. cualquier rastro de tu amor, se tornaba ceniza.

Heart by heart.

Si alguna vez mi corazón me pregunta el porqué de sus rotos, le hablaré de ti. De como llegaste, deslumbraste y aniquilaste. De como rajaste, tomaste y arruinaste. Le hablaré de tu sonrisa.. y de las mentiras que ocultaba. Le hablaré de tus ojos.. y de aquello que no decías con la mirada. Le hablaré de como me encontraste; pero también le hablaré de como me destruiste. Si alguna vez mi corazón me pregunta sobre los recuerdos, le hablaré de nosotros. De como te amé, de como me derrotaste. De como te seguí, cuando tú me dejaste ir. De como me arrastré ante todo lo que suponías, y de la sonrisa que me dedicaste al marchar. Le hablaré de todo en lo que me convertiste.. y de todo lo que perdí por seguirte. 

Carta al pasado.

Estúpida y cabezota yo: deja de hacer el idiota. Deja de creerte la reina del baile de la que es tu vida, y empieza a preocuparte también por lo que tienes alrededor. Deja de intentar aparentar fuerza donde solo hay dolor. Deja que las personas que te quieren, te ayuden. Deja que, al menos, lo intenten. Pero deja de ser tan tuya. Deja de ser tan introspectiva. Introvertida. Deja de ser tan tú, y empieza a ser más como yo (sé que es imposible, ya que yo me forjé a base de lo que tú has sido), pero aún así, inténtalo. Ahórrame esas noches en vela y esas peleas sin sentido con las personas que más me importan. Ahórrame las lágrimas innecesarias, y las palabras que hieren. Ahórrame el sufrimiento gratuito, y las acciones descompensadas. Empieza a vivir, Claudia. Hazlo ahora, por favor. Y no pares nunca.

La chica de la sonrisa triste.

Camina como movida por la inercia de los besos que ya no llegan, de las caricias que se le vetaron.  Deambula por sus propios sueños con la esperanza de no despertar jamás, y con la incertidumbre de si volverá a amar algún día, con el corazón hecho pedazos.  Se pregunta porqué ya no va en consonancia con sus propios latidos; porqué ya no vive ajena a todo lo que le produce dolor. Su sonrisa, triste. La mirada, perdida. Pasea por las calles como queriendo desaparecer, como intentando mimetizarse con la neblina, con las sombras. Intenta por todos los medios, pasar desapercibida entre un mar de odio y egoísmo, de naturaleza única del ser humano. Intenta, desde todos sus frentes, no hacerse ver, para ya no volver a sufrir. Cierra su corazón a cal y canto a todo aquél que intenta sobrepasar su barrera a base de descosidos de otras cicatrices. Y se pregunta porqué ya no es capaz de sentir.  Se pregunta, porqué ya no es capaz de ver más allá de todo lo ...